11 may 2011

Los Trofeos en los Toros




Los Trofeos en los Toros.



Cuando termina la corrida de toros a la cual hemos asistido, meditamos sobre si los premios concedidos a los toreros fueron realmente justos o no; nos parece entonces que esa larga fila de apéndices otorgados es exagerada o benévola y que le resta prestigio e importancia a nuestra plaza; esto también trae como consecuencia que una faena histórica, que se presenta de vez en cuando, sea comparada en numero de apéndices con otra que realmente no tuvo la suficiente calidad. Enrique Guarner en su tauromaquia, con respecto a los trofeos taurinos, escribe: Desde épocas remotas, el publico que asiste a una corrida de toros, en un momento de entusiasmo, pide a la Presidencia que se premie al lidiador. Fue por ese motivo que los aficionados comenzaron a exigir el derecho de regalar los despojos del burel, quitándole la utilidad de la carne al empresario.

Si la autoridad que presidía el festejo consideraba justificada la petición de los espectadores, la respaldaba con su aprobación, ordenando que el acontecimiento tuviera lugar.
Para ello se cortaba la oreja del burel, de tal manera que el torero podía reclamar su premio .La presentación del apéndice era como un documento para hacer efectiva la orden presidencial, con el objeto de que le fuera entregada la cantidad de dinero que correspondía.
El 29 de octubre de 1876 en Madrid se otorgó la prime oreja siendo una excepción, por la brega, lidia, faena y muerte empleada por “Chicorro” con el tercer toro de nombre “Medias Negras”.
Ese caso resulto casi único por largos años, por que ni “Lagartijo”, ni “Frascuelo”, ni “Guerrita”, ni Fuentes, ni Reverete, ni Fernando “el Gallo” y muchos mas alcanzaron la presea suprema en Madrid.

Corrieron años, hasta el 2 de octubre de 1910, treinta y cinco después de “Chicorro” para que Vicente Pastor lo lograra cuando estoqueo al toro “Carbonero” de Concha y Sierra, un año después lo hizo Ricardo Torres “Bombita” y “Machaquito”.
Otros toreros lo hicieron como “el Gallo”, “Joselito” Belmonte y también Gaona.

El primer rabo ocurre el 11 de agosto de 1918, cuando el novillero José Roger “Valencia I” realiza un gran trasteo que culmina con soberbia estocada, el cual se premia con el rabo del toro. Belmonte corta el segundo en su reaparición en 1934 ante un toro de Murube, faena perfecta; a los ocho días corta el tercero Marcial Lalanda y casi un año después Belmonte corta el cuarto y el segundo para el.
En 1935 Lorenzo Garza obtiene el primer rabo para un mexicano ante un toro de Albaserrada y Salas.

Tendrían que pasar 36 años para que se cortara otro rabo, en 1972 que le fue otorgado a Sebastián “Palomo” Linares al toro “Atrevido” de Anastasio Fernández, rabo fue otorgado por el Juez de Plaza el Sr. Pangua, un rabo protestado que hace que días después renuncie al puesto, en tarde donde Curro Rivera corta cuatro orejas.

En la antigua Plaza México casi no se concedieron trofeos, y solo Fuentes, Reverte y Montes los obtuvieron, el problema fue en el Toreo de la Condesa donde se comenzaron a conceder con gran facilidad.
En la Plaza México desde su apertura en 1946 se han cortado innumerables orejas, y los rabos hasta la actualidad ya superan el centenar de estos, siendo otorgados a faenas importantes y muchas más con poco merito.
Todo esto lo expongo ya que este año taurino en Aguascalientes se han regalado trofeos, desde las novillas y en la actual Feria Nacional de San Marcos, quitándole demasiado prestigio y sobretodo seriedad a la plaza, y al serial que es mal llamado el numero uno de América.
Hector Díaz.

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